En esta oportunidad, Felipe Santana Rojas, Doctor en Astronomía especializado en desarrollo de software y Científico de Datos de TRIC, hace una interesante reflexión sobre la reducción de brechas entre el mundo de la academia y el ámbito empresarial, en función de su experiencia laboral en ambos espacios. Te invitamos a leer y compartir tu opinión.
En estos últimos años el tema de la innovación y la integración tecnológica ha tomado una relevancia nunca antes vista en nuestro país. Innegablemente una de las áreas que más ha despertado este interés es la ciencia computacional, con temas tan revolucionarios como el blockchain, la computación cuántica, la realidad aumentada, y por supuesto la inteligencia artificial, entre tantos otros. Sin embargo, creo que la brecha entre la academia y la industria sigue siendo un impedimento para sacar todo el provecho posible de estas oportunidades.
En mi transición desde la academia al sector empresarial, he observado de cerca las diferencias existentes entre estos dos mundos en Chile, y las limitaciones de crecimiento que estas generan. En esta publicación pretendo explorar cómo podemos reducir estas brechas, manteniendo al mismo tiempo la esencia de la búsqueda del conocimiento puro que caracteriza el trabajo en nuestras universidades.
La academia es un motor esencial para el desarrollo económico y social. En mi carrera como astrónomo, he visto cómo las investigaciones 100% teóricas y de largo aliento han proporcionado herramientas cruciales para las ciencias aplicadas, demostrando el valor intrínseco de la investigación académica.
Sin embargo, existen barreras significativas que limitan la colaboración efectiva entre la academia y los sectores productivos en Chile. Ellas no solo restringen el impacto potencial de las investigaciones en la sociedad, sino que también frenan el desarrollo tecnológico y social que nuestro país tanto necesita.
Para tender puentes entre estos mundos, puede ser conveniente un sistema de financiamiento de investigación ordenado e integrador, que promueva la inversión en áreas claves como la extracción sustentable de recursos, la innovación tecnológica, el desarrollo de las áreas urbanas, o la salud y educación de la población, entre tantos otros. También creo que convendría aumentar las exposiciones de sectores de la industria en las universidades, creando más oportunidades para que académicos y estudiantes se conecten con la realidad productiva y social del país. En mi experiencia como astrónomo, algunas de las exposiciones más exitosas y comentadas fueron aquellas que abordaban temas como economía, educación, o divulgación del conocimiento, lo que a mi entender indica una posible escasez de instancias como esta.
En este tema creo que es crucial reconocer la relevancia del aporte realizado por estudiantes e investigadores postdoctorales, quienes son el verdadero motor de nuestra fuerza investigadora, y considerar cómo su trabajo puede enriquecer y aplicarse en el mundo productivo. Como ex investigador postdoctoral recién llegado a la industria me ha llamado muchísimo la atención la posibilidad de que herramientas y conocimiento científico puedan llegar a ser de gran utilidad en diferentes áreas productivas. Por lo mismo, me genera una gran contradicción pensar en aquellos investigadores tremendamente calificados en tantos temas y que no siempre pueden desarrollarse de la mejor manera por motivos ajenos a su esfuerzo o capacidad. Esto para mí es otro indicador del gran beneficio que podríamos obtener todos con una mejor integración entre academia e industria.
Creo que es el momento perfecto para aprovechar los impulsos existentes y unir fuerzas entre la academia y la industria. La idea es abrir este espacio de diálogo sobre un tema crucial para nuestro país, con la humildad de quien busca aprender y contribuir al progreso común.
Sigamos intercambiando opiniones aquí.
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