La gestión del cambio podemos aplicarla a cualquier proyecto relevante. Compartimos la opinión de Jorge Eduardo López, Gerente Proyectos Gestión del Cambio e implementaciones Tecnológicas de TRIC, sobre su mirada respecto al protagonismo de esta metodología en el abordaje de la creciente crisis climática.
Me enfrento con profunda preocupación por la realidad de habitar un mundo en el que muchos, incluyéndome, nos encontramos ciegos, sordos y mudos ante una problemática global de enorme magnitud. Nos hallamos desconectados, distantes y escasamente comprometidos frente a un desafío que requiere un cambio cultural significativo. La creciente crisis climática, apenas en sus primeras etapas, se perfila como una pesadilla que podría convertirnos en meros testigos del colapso del mundo tal como lo conocemos.
Aunque mantengo la esperanza de que aún es posible lograr un cambio positivo, observo con inquietud respuestas tímidas y discursos vacíos, a menudo aislados, que no abordan esta cuestión como un proyecto vital que exige atención urgente. Este tema, que debería ocupar un lugar central en nuestras preocupaciones, demanda un enfoque metódico, similar al abordaje de cualquier propósito significativo.
Desde mi perspectiva, las naciones líderes del mundo no están proponiendo medidas sustanciales de manera seria en este momento. Deberían desempeñar un papel crucial como guías en este desafío, pero lamentablemente, no están liderando con la determinación necesaria. Es el momento en que nuestra voz podría hacerse notar. Si tuviera la oportunidad de dirigirme a los líderes de los gobiernos del mundo, les diría que, desde la gestión del cambio, es esencial comunicar, informar y crear conciencia sobre el problema.
Desearía escuchar una propuesta de mis líderes locales que tenga un impacto global, que sea atractiva y contagiosa. También podría provenir de líderes en otras naciones del mundo, alguien que logre convencernos a todos con objetivos y metas claras. Busco un proyecto sólidamente fundamentado en el cual todos podamos desempeñar un papel activo y contribuir desde nuestra esquina, desde nuestra vida, sabiendo que nuestras acciones suman y forman parte de un todo colectivo.
Desde la metodología de la Gestión del Cambio, debemos documentar y proporcionar información científica, aprovechando las redes sociales, los medios de comunicación, las instituciones educativas y las empresas para iniciar la sensibilización. Aunque la verdad pueda ser dolorosa, no debemos temerle si podemos remediarla. Comunicar hasta el cansancio que aún existe un problema de magnitud, pero que hay esperanza para el cambio. En esa línea comunicacional, sigo apreciando el relevante lema de los años 80: "Pensar globalmente, pero actuar localmente".
Necesitamos "champions", embajadores y líderes de opinión en diversos ámbitos, incluyendo políticos, pensadores, referentes juveniles, deportivos, locales, internacionales, intelectuales, hombres, mujeres, niños, todos. Estos líderes, debidamente concientizados y genuinamente comprometidos, deben convertirse en referentes del proyecto, embajadores culturales y defensores de las ideas que comuniquen en diferentes fases el problema, las soluciones y los avances del proyecto. Es imperativo que, como especie, seamos capacitados y recibamos orientación sobre cómo optimizar el uso de los recursos, modificando hábitos a nivel personal, familiar y empresarial para contribuir significativamente al objetivo del proyecto. Para implementar nuevos hábitos, requerimos apoyo, respaldo y acompañamiento continuo.
Sin duda, creo que debemos sumergirnos por completo, como especie y unidos, en generar el cambio de conciencia y conductual que necesitamos para salvar al planeta y a la humanidad. Podemos simplemente sentarnos a contemplar cómo el tiempo avanza, siendo nuestra única opción un paso hacia un futuro que parece más una oscura noche que el amanecer de un nuevo día.